Durante el embarazo, sobre todo si eres una mujer que suele darle muchas vueltas a las cosas y además eres negativa, puede ser que comiences a tener miedos de si las cosas irán bien, si saldrá bien, si habrá problemas, si tendrá algo malo, etc. Normalmente esto se suele aliviar bastante con tu pareja y con los médicos pero otras veces nos callamos, algo bastante malo, y no debería pasar porque generas un estrés que le afecta al bebé.
Lo mejor, aunque te parezca que te van a tachar de una manera o de otra, es exteriorizar los miedos hablando con alguien de confianza y compartiendo esos miedos que tienes para que no tengas una obsesión con ellos.
Tampoco puedes estar pensando siempre mal. Las cosas no pasan siempre mal, hay veces que todo va bien y lo más normal es que vaya normal así que, ¿por qué no van a salir bien en tu caso? Un truco. Coge todos esos pensamientos negativos que tienes y apúntalos en un trozo de papel. Ahora haz lo mismo con otro trozo pero, por cada pensamiento negativo que has escrito, pon el contrario, es decir, el positivo.
El papel negativo quémalo hasta que no quede nada y echa las cenizas al viento. El fuego dicen que purifica y tú has alejado los pensamientos negativos de ti. Con los positivos dóblalo y lleva cerca de ti esa hoja hasta el final del embarazo.
Prepárate para el parto. Lo mejor es saber lo que te puede esperar, así sabrás no ponerte nerviosa. Hay veces que se piensa que no saber es mejor pero en realidad tienes más ansiedad por lo que pueda pasar.