Niños y niñas y, cuando no se les da algo o cuando no se les quiere hacer caso porque lo que quieren no es algo que quieras comprarle tienen una manera muy llamativa de llamar la atención: las rabietas.
Una rabieta se caracteriza porque el niño empieza a llorar, gritar, y si a tirar cosas, dar patadas,… todo con un único objetivo que es conseguir lo que él o ella quiere. Un ejemplo de rabieta que, si tienes hijos la habrás vivido, es cuando estás en el supermercado y tu hijo o hija quiere comprar algo que no quieres. El pequeño insiste varias veces hasta colmar la paciencia del adulto para, finalmente, tener una rabieta.
No todos los niños tienen rabietas, todo hay que decirlo, depende de la educación que hayan recibido y también de la edad que tengan en ese momento.
Como sobrellevar una rabieta
Cuando tu hijo o hija monta un espectáculo en un lugar público tiendes a consentir cualquier cosa que te haya pedido con tal de que se calle sin embargo esto no es lo mejor que puedes hacer si no que hay que ignorar. Ya sabemos que eso puede conllevar los cuchicheos de las personas que hay a tu alrededor pero que no te importe pero lo que estás haciendo es educar a tu hijo para que entienda que con ese comportamiento no va a conseguir aquello que quiere.
Cuando tu hijo comience con una rabieta explícale una sola vez porque no compras aquello que él o ella quiere y no le des más explicaciones, simplemente deja pasar el tema y alejarte del lugar donde está lo que quiere. Sólo si tu hijo comienza a tirar, golpear, o dar patadas, con el fin de que no rompa nada, has de coger al niño y salir de la tienda indicándole que no se puede hacer la compra porque no sabe comportarse. Esto no significa que dejes la compra a medias sino que puedes entrar una vez se haya calmado, siempre evitando el lugar donde ha tenido la rabieta.
Después es conveniente hablar con el niño o la niña sobre ese comportamiento e indicarle que no es algo bueno lo que ha hecho.