Ya te hemos insinuado en otras ocasiones que los niños necesitan una rutina porque necesitan saber qué va a ocurrir a cada hora para estar más tranquilos y relajados e incluso para saber el desarrollo de un día a día y poder adaptarse al mismo.
Ahora bien, la rutinas dependerán del carácter de cada niño y también de la manera de funcionar de cada familia y cada una es diferente entre sí pero sí podemos decirte que esas rutinas deben de tener tres características muy importantes que son:
Rutinas breves. Con brevedad nos estamos refiriendo que no sean una rutina que se alargue demasiado en el tiempo puesto que eso puede hacer que sean interminables para los niños y que se aburra además de que se pierde el verdadero sentido de ellas.
Rutinas constantes. No está bien el hecho de que lleves una rutina durante una semana y después la cambies. Eso no sirve de nada porque el niño no llega a asimilar que se ha de llevar a cabo esa rutina siempre y de esa manera adelantarse a la propia rutina siendo más capaz cuando sabe lo que hay que hacer.
Rutinas compartidas. No sólo el hecho de que le digas lo que tiene que hacer a tu hijo o hija si no hacerlo todos. Si hay que poner la mesa la ponemos todos, si hay que bañarse se bañan todos aunque sea por separado y así con todas las actividades que se pueden llevar a cabo en la familia tanto dentro de la casa como fuera de ella.