Es un trastorno, dentro del espectro autista, que se caracteriza por problemas de relaciones sociales y un repertorio de intereses restringido, estereotipado y repetitivo, esa es la definición oficial.
Hay dentro de este trastorno 5 categorías: síndrome autista, síndrome de Rett, sindrome desintegrativo de la infancia, sindrome de asperger y TGD no especificado y es en este ultimo donde más confusión puede haber debido a la amplitud del rango de los sintomas y donde acaban los que presentan síntomas que no encajan en ninguna categoría.
La severidad de los sintomas es tan variada que hace que cada caso sea único y variable además en el transcurso de toda la vida.
Los trastornos de la comunicación pueden ir desde la ausencia total de habla a dificultades de comunicación derivados de la verbal ( comprensión de los mensajes implícitos, gesthales, expresiones del rostro), en estos casos el vocabulario puede ser preciso, hasta pedante y el tono de voz o entonación parecer extraños.
Los trastornos de socialización pueden ir desde la ausencia de interes en el contacto social hasta la intención de tener amigos pero fracaser por no saber como hacerlo o ser presa fácil para los demás por su ingenuidad (superior a la que correspondería a su edad biológica)
Los centros de interés restringidos y conductas repetitivas pueden variar también, desde conductas repetitivas inútiles (contar, mover cosas, tics, muecas….) hasta dificultades en abordar otros asuntos de conversación fuera de sus ámbitos de interés a obsesiones que pueden parecer un trastorno obsesivo-compulsivo, en los casos menos severos de TGD el afectado se da cuenta de lo fuera de lo común de sus intereses y desarrollan estrategias para disimularlos o disminuir el impacto sobre su vida social.
No es excepcional encontrar a varias personas afectadas de trastornos generalizados del desarrollo a diferentes grados en una misma familia.
Una escolarización adecuada, sesiones individualizadas de tratamiento, la ayuda psicológica, contribuyen a que la evolución sea positiva, aunque lenta entre los 5 años y la adolescencia, el grado de evolución es muy variable, depende de la inteligencia y la gravedad de sus síntomas, de la calidad de los servicios educativos.