Si hubo una triunfadora ayer en la gala de los Premios Goya esa fue la cinta muda y en blanco y negro de Pablo Berger, Blancanieves, que logró la friolera de diez estatuillas de entre las dieciocho nominaciones que tenía. Un importante número de galardones que ya la han encumbrado como el tercer film más premiado de la historia del cine español, después de Mar adentro, que posee catorce, y ¡Ay, Carmela! que cuenta con trece.
Mejor película, mejor actriz (Maribel Verdú), mejor guión original, mejor dirección de fotografía, mejor música, mejor dirección artística, mejor actriz revelación (Macarena García), diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, y mejor canción original (“No te puedo encontrar”) fueron los galardones que recibió esta producción que realiza su propia versión del cuento de los Hermanos Grimm.
Salvando las distancias, la segunda película que resultó también muy reconocida en estos premios fue Lo imposible. Un film este que ha conseguido ser vista por más de dieciocho millones de personas en todo el mundo y que ha sido el que ha permitido que el balance de la recaudación del cine español este pasado año haya resultado fructífero.
En concreto esta cinta se llevó a casa cinco “cabezones”: mejor director (Juan Antonio Bayona), mejor dirección de producción, mejor sonido, mejores efectos especiales y mejor montaje.
Y todo ello sin olvidar Las aventuras de Tadeo Jones que logró varias estatuillas: Mejor Largometraje de Animación, Mejor Guión Adaptado y Mejor Dirección Novel.
En el lado opuesto a ambas producciones se encuentran dos películas que se convirtieron en las grandes perdedoras de la velada. Por un lado, Grupo 7 que, a pesar de contar con un total de dieciséis nominaciones, sólo consiguió dos galardones (a Julián Villagrán como Mejor Intérprete Masculino de Reparto y a Joaquín Núñez como Mejor Actor Revelación) y por otro El artista y la modelo, que tenía trece nominaciones y se fue a casa de vacío.
Además del triunfo de las películas hay que subrayar dos galardones que consiguieron poner en pie a todo el público presente: el Goya de Honor a Concha Velasco y el Goya a José Sacristán por su papel protagonista en El muerto y ser feliz, que suponía el primero de su extensa carrera.
Asimismo no hay que pasar por alto lo reivindicativo de esta gala en la que tanto la presentadora (Eva Hache) como el Presidente de la Academia (González Macho) y los premiados no dudaron en manifestarse abiertamente en contra de los recortes del gobierno no sólo en materia cultural sino también educativa, social y sanitaria. De entre todos ellos destacaron especialmente las palabras de Candela Peña y Maribel Verdú, galardonadas como mejor actriz de reparto y actriz protagonista respectivamente, que consiguieron los aplausos enfervorecidos de todos los presentes.
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