España Sí es país para viejos. De la crisis económica y de la consecuente fuga de cerebros y jóvenes ya se ha hablado largo y tendido, los jóvenes españoles emigran a otros países en los que las perspectivas económicas y laborales, al menos, existen. Pero, hasta ahora, la cosa se quedaba ahí, en que los jóvenes con talento se iban, y ¡ojo, que no es poco!
Pero, ahora el Instituto Nacional de Estadística llama la atención sobre un efecto colateral de la marcha masiva de jóvenes: el descenso en el número de nacimientos en los próximos años. La próxima generación de padres, la que se encuentra, de media entre los 24 y los 35 años es, precisamente, la que abandona el país en busca de un trabajo y, los que se quedan aquí, en muchos casos, no pueden «permitirse» formar una familia.
2015: el año del cambio
Desde el 2009 ya se venía apreciando un cambio significativo en la pirámide de población: los nacimientos descendían a un ritmo rápido, y la población iba envejeciendo, pero hasta el momento, la balanza entre nacimientos y defunciones estaba bastante equilibrada e, incluso, se podía mantener el número de habitantes del país.
Sin embargo, según el último informe del INE el 2015 dejará de ser un años con más nacimientos que defunciones y, de cumplirse las estadísticas, las segundas superarán, por primera vez, al número de nacimientos.
Ahora bien, desde el organismo también se advierte de que esta pérdida no sería igual en todas las regiones y que, mientras que en algunas la despoblación parece ya irreversible, las grandes ciudades seguirán creciendo durante los próximos años.
Políticas para mejorar la natalidad
El aumento de nacimientos debería convertirse en una prioridad del Gobierno, teniendo en cuenta que será difícil mantener el sistema de pensiones actual con un número cada vez menor de trabajadores en los próximos años, pero las políticas recientes no ayudan a conciliar vida laboral y familiar o a plantearse formar una familia.